La presencia de manifestaciones termales en la superficie de la tierra ha permitido utilizar las aguas termales con fines terapéuticos desde la prehistoria. El estudio de su origen y naturaleza fue objeto de controversia hasta finales del siglo XIX, cuando se consiguió demostrar su naturaleza y eficacia.
Origen del calor
La teoría aceptada del origen de esta energía calórica es que procede de la radiación de las rocas. Las rocas de la corteza terrestre poseen cantidades de elementos, que al desintegrarse, liberan energía suficiente como para producir un flujo de calor.
Hay otros procesos que también pueden producir calor, como reacciones químicas, fenómenos tectónicos, variaciones del campo magnético terrestre o los terremotos, entre otros.
Origen de las aguas termales
Suelen ser de origen geotérmico. Son aguas que se infiltran en el subsuelo y descienden a las capas más profundas por la gravedad. Ahí elevan su temperatura por el curso de la circulación subterránea. Posteriormente, pueden ascender a la superficie por fracturas en las rocas, formándose entre otros, los lagos termales.

Principales beneficios de los baños termales.
- Analgesia
- Eleva el umbral de sensibilidad de los nociceptores.
- Disminuye la velocidad de conducción nerviosa.
- Reduce la contractura y tensión muscular.
- Si añadimos agitación, aumentamos la secreción de endorfinas y encefalinas.
- Aumento de la temperatura y vasodilatación
- Efecto analgésico y antiinflamatorio (no usar la termoterapia en fases agudas)
- Incrementa y mejora el metabolismo celular
- Aumenta la reabsorción y eliminación de catabolitos
- Acelera la reparación tisular
- Efecto sedante
- Efecto antiespasmódico y relajante muscular