Se inicia como una agitación en la respiración, produciendo una concentración de oxigeno en sangre y una disminución de dióxido de carbono.

Las consecuencias de esa respiración a lo largo de unos minutos son:
- Calambres.
- Temblores.
- Miedo.
- Mareos.
- Parestesia en manos y pies.
La hiperventilación puede ser consecuencia de un ataque de ansiedad, pánico, estrés…
¿Qué hacer?
- Intenta tranquilizarte y comienza una respiración lenta.
- Cubre nariz y boca con una bolsa no transpirable.
- Inspira y expira en, al menos 10 repeticiones, con la bolsa puesta.
- Descansa unos 15-20 segundos antes de volver a usar la bolsa si fuese necesario.
Al respirar nuestro propio CO2 con la bolsa puesta, regulamos la cantidad de oxigeno, lo que disminuye la cantidad de oxigeno en sangre y volveremos a la respiración habitual.